La vida no viene con un manual de instrucciones, pero sí con una madre.

 

Los trastornos del ánimo en el postparto se vienen tratando clínicamente según el DSM V, como un subtipo de la depresión mayor, pero los últimos estudios neurológicos demuestran que el funcionamiento y la actividad neuronal en mujeres con depresión perinatal, siguen patrones distintos de la depresión común. Además no se considera la ansiedad posparto, a pesar de que una de cada siete problemas en la maternidadmujeres tienen síntomas como irritabilidad, pensamientos anticipatorios negativos recurrentes, trastornos del sueño, dificultad para disfrutar del bebé y establecer un vínculo afectivo. Esta forma de relacionarse produce consecuencias en el bebé, está descrito que los hijos de madres ansiosas o deprimidas tienen más problemas de salud, van más veces al médico y tienen más probabilidad de desarrollar enfermedades infantiles, lo que supone, además del sufrimiento de la madre y el bebé, un mayor coste para la sanidad pública. De ahí la importancia de desarrollar mucho más los cuidados psicológicos en el puerperio.

 

Los primeros programas de intervención para prevenir estos trastornos, se iniciaron en los Estados Unidos en los años 90 con mujeres de alto riesgo de sufrir una depresión perinatal (latinas y de bajo nivel socioeconómico). Desde entonces se ha comprobado la eficacia de la terapia cognitivo-conductual para reducir estos síntomas. En estos grupos se enseña a las mujeres a identificar conductas desadaptativas como pensamientos anticipatorios negativos, expectativas desmesuradas acerca de sus competencias de crianza, se promueven conductas de enfrentamiento para resolver conflictos con la pareja y de autocuidado de la salud física y psicológica (con ejercicio físico y relajación) y se fomenta la mejora de la red de apoyo social.

En nuestro país, se ha puesto en marcha este programa MB con un grupo de investigadores de la Famaternidad y feminismocultad de Psicología de la UNED, conjuntamente con el personal de Obstetricia y Ginecología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, con mujeres en riesgo moderado asistidas en la red pública madrileña (Rodriguez-Muñoz, Olivares, Izquierdo, Soto y Le, 2016) para dotarlas de diversas estrategias de adaptación y afrontamiento con las que abordar su embarazo y maternidad con una visión más saludable y positiva. El programa consta de 8 sesiones de dos horas de duración coordinadas por una psicóloga y hasta ahora está obteniendo unos resultados satisfactorios para las participantes, manifiestan más ilusión y menos síntomas ansioso-depresivos relativos a su puerperio.

 

 

La prevención se debe abordar desde la atención primaria. Es ahí donde la relación coste-beneficio es mayor, pues se logran reducir los síntomas y el sufrimiento de las familias, además de un ahorro económico para el sistema público de salud, donde se disparan los gastos de un tratamiento más prolongado cuando el problema ya está avanzado.

 

Para terminar, quiero señalar una evidencia que a veces se olvida en la cultura occidental, el embarazo no es una enfermedad. La práctica médica de control sobre la salud de la mujer durante el embarazo, el parto y el postparto está llevando a una medicalización del evento natural de parir, es muy común las recetas de suplementos alimenticios, vitaminas, hormonas, anestesias, cesáreas… Así, por ejemplo, en América Latina el 45% de los partos son mediante cesárea y el porcentaje se dispara hasta más del 90% si se da a luz en las clínicas privadas. Se vende la idea de la felicidad del embarazo y parto sin dolor y se fomenta evitar a toda costa molestias, incomodidad o dolor. No estamos abogando por eliminar cuidados médicos, si no por naturalizar un proceso normal con sus aspectos positivos y negativos sobre la mujer. Debemos aprender a diferenciar entre cuidados racionales y la medicalización que trata el embarazo como un síntoma. La mejor forma para lograrlo es fomentar la autonomía y autocuidados de la mujer mediante la psicoeducación, facilitando que pueda ejercer sus decisiones sobre su embarazo y la crianza de su hijo. En este sentido la OMS ha editado una guía de cuidados para la depresión perinatal, donde se recomienda evitar la medicación antidepresiva durante el embarazo en la medida de lo posible, y sustituirla por la intervención psicosocial y la prevención.

Os dejamos aquí un enlace para más información.

 

 

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