La atención, junto con la imitación, son  conductas que resultan imprescindibles adquirir durante la infancia. De ello depende que aprendamos la gran cantidad de habilidades que debemos incorporar a nuestro repertorio conductual a lo largo del prolongado periodo de tiempo que dura la infancia en nuestra especie.

Atender es una acción, un modo de interactuar con el medio que consiste en orientar los sentidos hacia un estímulo en particular que ha adquirido función psicológica. Así mismo, atender implica también, en el caso de la especie humana, interactuar mediante el pensamiento con dicho estímulo o, dicho de otro modo, relacionarnos verbalmente con el mismo.imitación

En consecuencia, el control atencional es la habilidad de atender selectivamente a aquel estímulo que tenga relevancia para el individuo en cada momento particular. Cuando esto no sucede, la persona está a merced de los eventos que van apareciendo en su entorno, repercutiendo en su rendimiento y satisfacción.

Indudablemente, atender selectivamente es posible gracias a que nuestro organismo dispone de recursos biológicos para ello, del mismo modo que podemos llevar a cabo la acción que llamamos “correr” porque el organismo tiene los recursos biológicos paBiología atletismora hacerlo. El modo en que la persona corre, la frecuencia con que lo hace o si disfruta o nAreas cerebrales y atencióno de ello, tiene más que ver con factores psicológicos que biológicos. Como es obvio, esto no resta relevancia a los factores mecánicos y fisiológicos de la conducta en cuestión, pero si conviene ser cautos a la hora de explicar el comportamiento aludiendo a las bases biológicas que lo hacen posible o, en el caso de comportamientos desadaptativos, a fallos en dichos procesos biológicos, medicalizando, en ocasiones, fenómenos que no son de naturaleza biológica. El Trastorno de Hiperactividad con Déficit Atencional (THDA) es un buen ejemplo de ello.

En este sentido, la atención, como cualquier conducta, se explica mediante las mismas leyes del aprendizaje que el resto de conductas. Así, el hecho de que un estímulo “capte” la atención se debe a que en la historia de aprendizaje de esa persona, atender dicho estimulo tuvo consecuencias significativas. Por ejemplo, evitando una sanción (un niño que no levanta la vista del libro en clase de lectura para que el profesor no le deje sin recreo) u obteniendo una gratificación (en el caso anterior, el niño es premiado con diez minutos más de recreo por no levantar la vista del libro durante la clase). De este modo la conducta de atender a la lectura queda fortalecida.

El reforzamiento de la acción que llamamos atender se produce, como decíamos, en muchos casos, en contextos muy variados, con diferentes estímulos, ante muchas personas, haciendo que la atención se convierta en lo que se denomina una operante generalizada. Esto es, aquellas acciones que lo que tienen en común es su relación con el entorno, no su forma.

Así pues, la atención sostenida en el tiempo hacia los estímulos relevantes es moldeada e instruida desde muy temprano hasta convertirla en una operante generalizada. El individuo entonces es capaz de atender a cualquier estímulo dada las condiciones motivacionales oportunas.  La insistencia por parte de los adultos para que el menor incorpore esta habilidad a su repertorio conductual es debido a que, cuando este aprendizaje fracasa (“déficit atencional”), se dificulta enormemente la adquisición de los conocimientos propios del proceso escolar. Además de complicar la interacción social y el cumplimiento de normas.

La importancia de la atención ha llevado desde hace años a los psicólogos a desarrollar medidas objetivas para evaluarla, así como a diseñar técnicas para mejorar la capacidad atencional y por ende la concentración, concentración en el deporteentendida como la “Focalización de toda la atención en los aspectos relevantes de una tarea, ignorando o eliminando todo lo demás” (Lorenzo, J., 1992)  Un ejemplo de ello es la técnica elaborada por Gauron para mejorar la concentración en la competición deportiva.

En la actualidad disfrutamos de un acceso privilegiado a información. Las redes sociales nos mantienen en contacto permanente con todos los sucesos ya sean sociales, científicos, tecnológicos,… Sin embargo, ello puede conllevar una sobre-estimulación, lo que ha dado en llamarse infoxicación, poniendo en riesgo que seamos capaces de atender lo relevante, provocando un exceso de activación y, en consecuencia, restarnos eficacia.

Infoxicacion

Las modas sociales han sido perjudiciales a veces en este sentido transmitiéndonos valores equivocados como, por ejemplo, que la “multitarea” es propio de las personas exitosas y eficaces y por tanto deseable. Algo que carece de fundamento.

Lorenzo, J . (1992) Psicología y Deporte. Madrid: Biblioteca Nueva, S. L

 

 

Autoría original del artículo: Francisco Cózar de Quintana, Psicólogo Especialista Clínico.

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