Terapia para Mayores
“No vivimos con el fin de ser viejos, y si los jóvenes esperasen que lo mejor aún ha de venir cometerían un grave error. Pero es posible disfrutar de lo que venga con solo que dediquemos un poco más de tiempo a reflexionar sobre ello”.
La vejez es una etapa más de la vida, y el envejecimiento un proceso vital que lleva asociados ciertos cambios. A medida que nos vamos haciendo mayores sufrimos alteraciones a nivel físico, social o psicológico.
La psicología, como ciencia básica que estudia el comportamiento humano, se ocupa de cómo se desarrolla y evoluciona éste a lo largo del tiempo. Así, desde Nexo, contemplamos los cambios que se producen con el paso de la edad y nos encargamos de solucionar las dificultades que pudieran aparecer en este proceso.
Abordar el estudio conductual de la psicología de la vejez conlleva tener en cuenta un modelo multidimensional. Desde esta perspectiva, han de valorarse:
- Variables biológicas (visión, audición, movilidad, equilibrio, patrones de habla, sueño, funciones neurológicas, etc.).
- Variables personales (normas y valores, autoconcepto, estilo psicológico, emociones, etc.).
- Variables ambientales (redes sociales de apoyo, nivel económico, ocio y tiempo libre, nivel de ocupación diario, contexto histórico-cultural en el que ha crecido, etc.).
Es decir, el estudio de los problemas psicológicos en la tercera edad (como en cualquier etapa de la vida), además de tener en cuenta los comportamientos problema, conlleva contemplar todas aquellas condiciones biológicas, psicológicas y socio-ambientales que puedan contribuir a explicar el caso.
¿Cómo es la terapia psicológica para mayores?
El proceso terapéutico, en sentido amplio, sigue las mismas fases que el que se lleva a cabo a cualquier otra edad: evaluación y análisis funcional del caso, tratamiento y seguimiento. Sin embargo, hay ciertos aspectos que se tienen en cuenta de cara a éste proceso relacionados con las dificultades asociadas a la edad:
- Las sesiones son preparadas con flexibilidad, ajustándose a las necesidades de cada persona.
- Se valora la posible presencia de dificultades sensoriales (visión, audición, etc.).
- La tendencia a la fatiga, una característica importante en mayores con trastorno.
- Mayor lentitud en el procesamiento de la información, una condición general en las personas de tercera edad, lo que debe llevarnos a ajustar nuestro tiempo al suyo.
- Las circunstancias históricas en las que ha crecido y se ha educado, que pueden ser muy diferentes a las actuales.
¿Es posible cambiar cuando uno llega a la tercera edad?
La característica que mejor define al ser humano es su capacidad de aprendizaje durante todo su ciclo vital. Esto quiere decir que somos capaces de modificar y cambiar comportamientos en cualquier etapa de la vida. Si bien es cierto que los hábitos conductuales suelen estar más instaurados, en la tercera edad también es posible modificar comportamientos inadecuados o el modo de afrontar los problemas. Esta mayor rigidez es una de las variables que el psicólogo tendrá en cuenta de antemano, a la hora de ajustar el tratamiento específico a su caso.
Problemas más frecuentes asociados a la tercera edad
La variedad de problemas que pueden aparecer en esta etapa de la vida no distan, a nivel general, de los que podríamos encontrar en cualquier otra etapa. No obstante, algunos de ellos aparecen con mayor frecuencia debido a las variables características de esta población. Estas personas pueden tener que llegar a enfrentar diversas pérdidas a distintos niveles:
- Capacidades cognitivas: pérdidas de memoria, demencia, Alzheimer, Párkinson…
- Capacidad motora: limitaciones físicas, dolor en articulaciones...
- Procesos de duelo: viudez y fallecimiento de personas allegadas, aislamiento socio-familiar...
- Capacidad sexual: problemas de erección, agotamiento físico, pérdida de deseo sexual, etc…
- Pérdida de trabajo: jubilación.
- Independencia de los hijos: nido vacío.
- Disminución de la actividad en general.
También son frecuentes otros problemas que, además, pueden aparecer como consecuencia de éstas pérdidas:
- Depresión.
- Suicidio.
- Trastornos de sueño: insomnio, despertar temprano, etc.
- Estrés: abuelos canguros, presencia de enfermedades, etc.
En otras ocasiones, no es necesaria la presencia de un problema psicológico como tal para que la persona de tercera edad acuda a consulta. Mejorar su calidad de vida y sus condiciones ambientales suele ser un motivo de consulta frecuente. Otras veces, se trata de prevenir el “envejecimiento cognitivo” y educar con pautas para favorecer un envejecimiento activo y saludable.
En cualquier caso, el objetivo de la terapia con adultos mayores es minimizar el malestar que pudiera estar afectando a su quehacer diario y mejorar las condiciones de vida que le rodean.