¿Qué son los trastornos psicofisiológicos?
"Tú eres tan importante para tu salud como ella lo es para ti".
Cuando estamos sometidos a situaciones que suponen mucha exigencia, emocional o física, durante prolongados periodos de tiempo, es frecuente que nuestro organismo se vea afectado. Los recursos biológicos que se ponen en marcha para poderlas afrontar llegan a agotarse o a alterarse en su funcionalidad, dando lugar a los llamados trastornos psicofisiológicos.
El organismo se activa como un todo, poniendo todos los recursos disponibles en marcha para alcanzar la consecución de nuestros objetivos. Así pues, los sistemas biológicos se activan de manera coordinada. Cuando la activación de nuestros sistemas biológicos de respuesta se mantiene de manera prolongada en el tiempo, pueden desencadenarse diversos tipos de padecimientos como: arritmias, cefaleas, problemas gastrointestinales, problemas dermatológicos, hipertensión esencial, dolor crónico, asma, etc.
¿La activación biológica, se da de manera idéntica en todos nosotros?
No todos somos idénticos en la intensidad y duración en el proceso de activación biológica.
Hay diferencias entre las personas que determinan qué sistema biológico es más vulnerable a alterarse funcionalmente. Hablamos de las diferencias psicobiológicas que existen entre las personas cuando nos activamos al enfrentar situaciones altamente exigentes. Este patrón de activación puede llegar a diferenciarnos tanto como nuestra huella dactilar.
Así, en algunos de nosotros predomina la respuesta del sistema músculo-esquelético, lo que nos hace más propensos a padecer, por ejemplo, cefaleas tensionales o dolores de espalda. Otros podemos responder predominantemente con el sistema cardiovascular y, en consecuencia, tener más probabilidad de que el mecanismo responsable de controlar la tensión arterial se altere funcionalmente, con el consiguiente de problema hipertensión arterial.
En otras ocasiones es el sistema inmunitario el que se ve afectado, un campo extensamente investigado en las últimas décadas y que se ha dado en denominar Psiconeuroinmunología. Dichas investigaciones han puesto de manifiesto, sin lugar a duda, como lo psicológico puede influir en el funcionamiento del Sistema Inmunitario, protegiéndonos o vulnerabilizándonos.
¿Los trastornos psicofisiológicos tienen detrás una causa biológica?
Es importante subrayar el hecho de que en estos padecimientos no hay una problemática biológica determinante que explique la aparición del problema de salud. Por el contrario, la imposibilidad para abordar con éxito la situación problema, bien por las características de la situación, bien por los déficits en competencias o habilidades de la persona para enfrentarse a ella, es lo que determina que la situación se prolongue en el tiempo y, en consecuencia, exista un riesgo de alteración funcional de algún sistema biológico, aquel de mayor vulnerabilidad en cada uno de nosotros.
¿Puede ayudarme la terapia psicológica si tengo un problema psicofisiológico?
La Psicología cobra especial relevancia en la intervención en estos problemas de salud. Los psicólogos nos ocupamos de dotar al individuo que presente estos problemas de los recursos necesarios para corregir la alteración funcional de su organismo, restableciendo su salud.
Como expertos en conducta humana, contamos con el conocimiento suficiente y adecuado para regular los hábitos básicos, que están detrás de muchas de las enfermedades que predominan en la actualidad. El sueño, la alimentación, el nivel de estrés y ansiedad asociado a diferentes tipos de situaciones (laborales, personales, etc.) son algunos de los aspectos que influyen directamente en nuestra salud.
Es de vital importancia regular nuestros hábitos básicos ya que sabemos, por su investigación científica, que tienen un tremendo impacto y repercusión en nuestra salud física y psicológica.
Principales trastornos psicofisiológicos
Fibromialgia
Es una enfermedad crónica caracterizada por dolor en los músculos y en los huesos, con exagerada hipersensibilidad en diversas zonas del cuerpo, sin alteraciones orgánicas demostrables. En tanto que se relaciona con síntomas ansioso-depresivos, fatiga persistente, sueño no reparador, fallos de memoria, entre otros, el abordaje psicológico suele ser esencial para conseguir que mejore la calidad de vida de la persona que lo padece y pueda afrontar con el mayor éxito y satisfacción posible diferentes situaciones personales o laborales.
Colon irritable
El Síndrome del Intestino Irritable es un trastorno funcional digestivo, de origen desconocido, que cursa predominantemente con dolor o molestia abdominal y/o alteraciones del ritmo intestinal. El trastorno no tiene una causa orgánica, infecciosa o metabólica evidente que justifique la sintomatología. Además, el posible estrés al que pueda verse sometida la persona que lo padece puede agravar los síntomas, pudiendo aparecer incluso sentimientos de temor. Esto puede acabar condicionando el ritmo normal de vida y el tipo de actividades que emprende la persona.
La intervención psicológica en estos casos va dirigida a reducir el temor a sus sensaciones físicas, regular el nivel de activación corporal y restablecer el ritmo normal de vida.
Cefaleas
Muchas enfermedades médicas están altamente relacionadas con el estrés. Entre ellas, se encuentran también las cefaleas. El dolor de cabeza tensional no tiene una causa orgánica detrás definida, aunque sí suele observarse que la mayoría de las personas que lo padecen tienen en común estar expuestas a diferentes tipos de posibles situaciones ansiógenas, que pueden generar y mantener un nivel de activación corporal elevado.
Dolor crónico
Cuando una o varias dolencias, del índole que sean, se hacen presente en nuestro cuerpo de manera estable y duradera, la salud psicológica de la persona se ve afectada de una manera considerable. Se considera dolor crónico aquel que perdura más de 3 meses. Además del malestar generado por los propios síntomas del dolor crónico, se añaden otros derivados como ansiedad, depresión, ira, tristeza… A la hora de intervenir desde la Psicología, las técnicas cognitivo-conductuales son las más empleadas y efectivas en el abordaje de este tipo de problemáticas, pues han demostrado el efecto añadido que tienen como coadyuvante de las terapias médicas. Usadas de manera conjunta (psicológica y médica), señalan una mayor reducción del dolor, de la incapacidad y de los estados de ánimo negativos.
VIH
Psoriasis
Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, que produce lesiones escamosas e inflamadas. Puede afectar a cualquier parte de la piel (codos, rodillas…) y puede llegar a ser muy dolorosa, pudiendo incluso provocar problemas de movilidad, en los casos más graves. No tiene una causa única, sino multifactorial, en las que entran en juego tanto factores de vulnerabilidad genética como factores estresantes, que suelen desencadenar o exacerbar su manifestación. También entran en juego otros factores desencadenantes como infecciones, determinados fármacos, circunstancias climáticas, cambios metabólicos o endocrinos. En tanto que puede suponer una afectación en la calidad de vida de las personas, en muchas ocasiones es de vital importancia compatibilizar el abordaje médico con el tratamiento psicológico. Además del dolor propio de este problema, hay otros síntomas que pueden afectar directamente a la persona, por ejemplo, a nivel personal. La terapia psicológica puede ser de gran ayuda tanto para gestionar aspectos de este tipo como para influir en el curso de la enfermedad de manera positiva.
Psicooncología
Se ha reconocido que el abordaje del cáncer debe ser multidisciplinar, debido a las diferentes variables que afectan al curso de la enfermedad. Por tanto, los psicólogos tenemos un papel relevante en la atención a pacientes con cáncer. Desde el diagnóstico, como durante el largo proceso de la enfermedad, tanto el paciente con cáncer como los familiares han de hacer frente a múltiples situaciones de estrés, que pueden prolongarse en el tiempo y generar un alto nivel de sufrimiento y malestar. El papel del psicólogo puede llegar a ser vital en este proceso, no solo durante el curso de la enfermedad, sino también posteriormente, en tanto que la calidad de vida de la persona ha podido quedar mermada. Muchas personas pierden hábitos de vida saludables que precisamente deben recuperarse para garantizar una evolución favorable, lo que suele llevarse a cabo mediante la ayuda psicológica. La intervención psicológica también suele tiene por objetivo reducir los posibles temores a tener una recidiva o, incluso, a las revisiones médicas, que se viven con gran ansiedad.