La sexualidad forma parte de nosotros

Cuando hablamos de sexualidad, no solo hacemos referencia al sexo. Se trata de un concepto muy amplio que engloba muchos tipos de relaciones afectivas. Son múltiples las formas de sentir placer y bienestar, en pareja o de manera individual.

“El comportamiento sexual es cualquier tipo de interacción que tanto el sujeto como el entorno valoran como sexual.”

La sexualidad es inherente al ser humano. Se trata de una manera de relacionarnos que cobra mucha relevancia por nuestra historia como especie. Sin embargo, a lo largo de la historia, en nuestra cultura muchas veces ha sido reprimida. Ha supuesto durante muchos años un tema tabú y ha traído consigo muchos sentimientos de culpa, conductas de riesgo y malestar personal. Hoy, la apertura y libertad de la que cuenta nuestra cultura, nos permite cada vez más acceder al ámbito de la sexualidad, obteniendo información más precisa y certera. Sin embargo, y a pesar de lo natural de la conducta sexual, muchas veces no contamos con la información adecuada, basando nuestro comportamiento en mitos y falacias sexuales.

¿Tengo un problema sexual?

A todos nos puede parecer que la conducta sexual debería desarrollarse de una manera sana y natural, pero con frecuencia podemos encontrarnos con una serie de dificultades debidas a factores que pueden estar relacionados con nuestra historia psicológica individual, o con problemas de interacción con nuestra pareja. Algunas de las dificultades más frecuentes son:

¿Por qué tengo un problema sexual? Causas

Los problemas sexuales, al igual que la mayoría de los problemas psicológicos, suelen ser multicausales, es decir, no suelen darse debido a una única causa. Sin embargo, podemos identificar algunas de las más comunes, empezando por que existen causas orgánicas y psicológicas.

Las de origen orgánico o físico se dan por una alteración a nivel biológico como una enfermedad, una infección, alteración hormonal, consumo de sustancias, etc. Algunos fármacos afectan al deseo sexual, excitación o al funcionamiento los órganos sexuales, como los antidepresivos, los neurolépticos, anfetaminas, anticonceptivos… Por ello es importante a la hora de poner en marcha un tratamiento psicológico descartar primero estos posibles problemas.

Por otro lado, las causas de tipo psicológico (las más frecuentes) pueden tener que ver con:

  • Experiencias pasadas poco satisfactorias o valoradas como fracasos
  • Relaciones personales poco gratificantes
  • Una educación represiva o inhibitoria de lo sexual (sistema de valores sexuales negativos)
  • Manejo de información sexual confusa o errónea
  • Un estilo psicológico de relacionarse con el mundo de una manera obsesiva e insegura
  • Baja autoestima (autoconcepto)
  • Miedo a no satisfacer a la otra persona
  • Ansiedad
  • Problemas de pareja y de comunicación

Es importante apuntar que esta separación entre lo biológico y lo psicológico se trata de una división un tanto artificial, ya que no son sistemas independientes sino que están en continua interacción. Lo más frecuente es que encontremos evidencias causales en ambas.

Tipos de problemas sexuales

Anorgasmia

Es la incapacidad o dificultad que tiene la persona para alcanzar el orgasmo, incluso cuando alcanza un nivel alto de excitación. Es posible que nunca se haya alcanzado el orgasmo, o que a partir de un periodo se haya dejado de alcanzar por diversas razones (otra pareja, una situación concreta, diversas situaciones,...).

Vaginismo

Es la gran dificultad o incapacidad para relajar la obertura de la vagina lo suficiente como para permitir la penetración. Los componentes psicológicos más vinculados son el estrés y la ansiedad asociada al miedo al dolor o al embarazo. Sin embargo, es uno de los trastornos sexuales con mayor éxito de resolución cuando la mujer colabora de manera activa.

Dispareunia (o coito doloroso)

Se da en la mujer y es cuando siente dolor genital antes, durante y /o después de la relación sexual. Puede ser desde una fuerte molestia a un dolor agudo y profundo, o una combinación de todas estas características y que no solo tiene que ver con la falta de lubricación.

Eyaculación retardada

Se trata de la incapacidad o dificultad por parte del hombre de eyacular, tanto en la relación sexual como mediante estimulación manual en presencia de su pareja. En algunos casos, el hombre consigue eyacular tras una larga estimulación, aunque no es lo frecuente.

Eyaculación precoz

Se trata de un problema sexual masculino que consiste en la dificultad o incapacidad de ejercer un control adecuado sobre la eyaculación. Puede ser más o menos precoz pero en todas sus formas hay falta de control por parte de la persona.

Falta de deseo sexual (deseo sexual hipoactivo)

Ocurre tanto en el hombre como en la mujer, siendo algo más frecuente en mujeres, se trata de la dificultad de sentir esa excitación y la consecuente sensación de placer (disminución o ausencia de fantasías sexuales y pensamientos respecto al sexo) y la dificultad para obtener una respuesta física adaptada a esa fase de excitación (falta de lubricación, falta de erección).

Disfunción eréctil o Impotencia

Se trata de un trastorno de la fase de excitación sexual que se da en el hombre y consiste en la dificultad o incapacidad para obtener o mantener una erección en la relación sexual.

Aversión al sexo o fobias sexuales

Al igual que otras fobias o miedos intensos, se trata de un rechazo , repulsión, asco o temor a situaciones de tipo sexual que puede haberse ido generalizando a estímulos como besos, caricias, abrazos,... a los que se suele responder mediante la evitación de todo lo que la persona considere contacto sexual.

Adicción al sexo

Conocida como Ninfomanía en mujeres y Satiriasis en hombres, consiste en utilizar la conducta sexual con una función distinta, que se convierte en una obsesión. A menudo ocurre que las personas con esta problemática organizan su vida en torno al sexo, la masturbación y la pornografía, pudiendo poner en riesgo su trabajo, su familia y a sí mismos en muchas ocasiones. Además, suele aparecer el sentimiento de culpa y frustración tras la conducta sexual.

Parafilias

Se encuentra la excitación en objetos o situaciones que no son el acto sexual en sí ni tienen porqué tener que ver con lo que comúnmente se considera sexual o excitante. Algunos de los más comunes son: el exhibicionismo, fetichismo, voyeurismo, froteurismo y masoquismo.

¿Es posible solucionar un problema sexual?

Todos estos problemas sexuales tienen en común que suelen conllevar mucha frustración y malestar, deterioro de autoestima y sensación de incapacidad ante el problema. Puede dificultar enormemente las relaciones sociales, en concreto las relaciones íntimas sexuales y de pareja, y suponer un fuerte impacto negativo para la persona. Incluso, miedo a no poder encontrar pareja en el futuro. Sin embargo, desde el enfoque conductual, la terapia sexual cuenta con una tasa de éxito terapéutico muy alta. Esto es así debido a que existe un método de trabajo riguroso, donde se pone en marcha un detallado análisis funcional de la conducta problema y, en función de este, se trabajan una serie de objetivos a partir de unas técnicas, pautas, ejercicios y tareas concretas encaminadas a resolver y ayudar a la persona.

La terapia sexual no solo puede dar solución a los problemas sexuales sino que puede resultar realmente fortalecedora para la persona, fomentando así su satisfacción personal.