Terapia de Pareja

“Amar no es solamente querer, es sobre todo comprender”

- Françoise Sagan

Nuestra salud psicológica -e incluso la biológica- dependen enormemente de nuestras relaciones personales. Y dentro de ellas, la pareja sin duda ocupa un lugar central.

Mantener una buena relación de pareja contribuye a incrementar la felicidad y el bienestar en nuestras vidas; y naturalmente en la de nuestros hijos, si los tenemos. Mantener bien una pareja requiere de una serie de competencias complejas, donde ocupa un lugar fundamental la comunicación.

Pero la calidad de nuestra relación de pareja puede verse alterada o deteriorada, con el paso del tiempo por muchos motivos, y constituirse en una fuente de sufrimiento importante para nosotros. También puede llegar a producir una fuerte repercusión negativa en los niños, si los hubiera.

Muchas veces este deterioro de la pareja surge a raíz de que la relación no se desarrolla o no se adapta correctamente a los momentos vitales que se plantean. A menudo está en constante cambio y si la pareja no es lo suficientemente hábil para esa adaptación es cuando surgen los problemas graves sentimentales. En todo caso, los conflictos graves con la pareja conllevan una serie de problemas y una carga de sufrimiento emocional que a veces no somos capaces de resolver solos, y puede ser interesante pedir ayuda profesional.

¿Cómo es una terapia de pareja?

Hoy en día la demanda de la terapia de parejas ha aumentado, así como el deseo de las parejas de superar sus problemas del día a día que impiden su bienestar. Esta terapia se centra en la resolución de conflictos, mejorando y entrenando en comunicación y negociación. Promueve el cambio conductual, generando cambios en ambos miembros de la pareja, fomentando la empatía y, muy importante, la aceptación de la otra persona.

En una primera fase de evaluación, el terapeuta va a recoger información de los problemas que tenga la pareja y otra información relevante que le ayude a hacer un buen análisis funcional de las variables que están influyendo en los conflictos y provocando el malestar en la pareja. También valorará los motivos que traen a ambos a la terapia y su implicación en la misma para posteriormente iniciar el proceso de intervención.

Generalmente las sesiones se llevarán a cabo con ambos miembros de la pareja, ya que es realmente importante trabajar en la interacción de los dos miembros, aunque es posible que haya ciertos momentos en los que convenga trabajar ciertos aspectos de manera individual.

Consultas frecuentes respecto a problemas de pareja:

Dificultad para encontrar pareja

Para algunas personas puede ser realmente difícil el proceso de conquista o ligue de una posible pareja. Esto puede deberse a muchos factores, aunque los más comunes suelen ser falta de habilidades sociales y/o habilidades de flirteo. Sin embargo, estas habilidades se pueden aprender y entrenar para probabilizar el éxito en el hecho de encontrar pareja y mantenerla.

Muchas veces es el propio miedo a no encontrar pareja nunca lo que paraliza a la hora de conocer a alguien nuevo.

Por otro lado, es posible que la persona sea hábil en ese proceso de conquista pero que debido a su exigencia hacia el otro y su perfeccionismo no sea capaz de elegir a alguien o valorar las cualidades del otro como suficientes y positivas, produciéndole una gran insatisfacción. Este ejemplo de inflexibilidad psicológica de nuevo es un ejemplo más de una habilidad que se puede aprender y entrenar.

Problemas sexuales

Las dificultades sexuales suelen presentarse a raíz de otros problemas. Es posible que la persona que haya construído un autoconcepto negativo (y autoestima baja) y una posible historia de experiencias acumuladas valoradas como “no exitosas” presente problemas sexuales. Son dificultades para llevar a cabo la conducta sexual de forma placentera y segura. En la pareja son más comunes al principio de la relación, debido a que se está en un proceso de adaptación y aprendizaje, o bien a lo largo del tiempo, probablemente por estrés, cansancio, falta de comunicación, conexión e intimidad de la pareja. Sin embargo, y acompañado de una intervención integral, los problemas sexuales cuentan con una serie de entrenamientos y pautas específicas y detalladas que tienen una muy buena probabilidad de éxito.

Miedo al compromiso

Uno de los ingredientes fundamentales para que una pareja funcione es la reciprocidad, que es la valoración de que el otro nos corresponde. Sin embargo este proceso puede verse entorpecido por el miedo al compromiso en una relación, que puede tener diversas causas. Hoy en día tenemos la libertad de optar a experimentar muchísimas cosas, identificarnos con diferentes grupos, y conocer muchísimas personas. Todas esas opciones ante nosotros pueden generarnos miedo a equivocarnos y por tanto, miedo a comprometernos; la incertidumbre de “¿puede haber alguien mejor?” y su consecuente bloqueo para la toma de decisión de una pareja. Por otro lado, nuestra sociedad evoluciona cada vez más a un estilo de vida individual, en el que vivir en pareja puede representar en cierta manera una pérdida de control sobre el estilo de vida. Además, vivir en pareja no siempre es sencillo y conviene poner en marcha una serie de habilidades de comunicación y de negociación que van a ser claves para superar conflictos y reforzar esa relación. Además, a veces un estilo psicológico exigente y poco tolerante a la frustración o evitador de situaciones de malestar puede llevarnos a abandonar o ni siquiera tomar la decisión de comenzar una relación de pareja.

Discusiones frecuentes
Problemas de comunicación y negociación

Uno de los problemas más frecuentes en una pareja son las discusiones recurrentes. Muchas veces las situaciones de difícil gestión, de cansancio o ansiedad nos predisponen para ser menos pacientes y actuar en función de nuestra activación y estado emocional, es decir, en función de nuestro estrés o ansiedad, enfado, tristeza,... lo que nos lleva a comunicarnos y comportarnos de manera poco adecuada y conciliadora con el otro. Estas reacciones son naturales y frecuentes en la convivencia pero debemos cuidar que esto no ocurra en exceso ya que discutir mucho es algo que va debilitando a la pareja, haciendo que ésta haga con más probabilidad una valoración negativa acerca de su estado juntos y, a largo plazo, si no se manejan bien estos conflictos, puede conllevar la desilusión por parte de los miembros y el sentimiento de no entenderse.

Muchas veces serán las creencias erróneas sobre la pareja y el amor romántico, las interpretaciones sobre lo que el otro desea o transmite, o la falta de habilidades comunicativas los factores que van a influir en que estas discusiones se den. Sin embargo, ser más asertivo y comunicarse mejor con la pareja puede ser una habilidad a entrenar que hace que la pareja se sienta mucho más compenetrada y unida.

Para que la pareja perdure es importante cuidar la comunicación y la gestión de situaciones difíciles, con el fin de poder negociar y llegar a acuerdos de forma conjunta.

Infidelidad

Algunos de los pilares más importantes para una pareja son el compromiso y la confianza. Es por esto que la infidelidad en pareja suele tener un efecto tan devastador, ya que supone una ruptura de esos pilares fundamentales. Son revelaciones que normalmente generan mucha ansiedad y tristeza a los miembros de la pareja, que en ocasiones optan por la ruptura de la misma y en ocasiones deciden darle una oportunidad. Una forma adecuada, debido a la difícil gestión emocional en esta situación, es acudir a terapia de pareja para tratar de superar esa infidelidad. Reconstruir el vínculo y recuperar la confianza entre las dos personas.

Celos

A veces la pareja acude a terapia porque se producen celos por parte de ambos, o a veces es uno de los miembros quien los manifiesta, pero en cualquier caso, la conducta de celos suele ser un gran motivo de conflicto y problemas para la pareja. Se trata de una conducta que suele ir acompañada de una activación emocional alta, y que se da cuando la persona percibe amenaza en cuanto al retiro de refuerzos de su pareja, que pueden ser de muchas maneras. La que más se suele referir es la falta de atención en la pareja y la atención hacia otros.

En muchas ocasiones los celos en pareja suelen darse por un autoconcepto de la persona en la que ésta no está entrenada en generarse buenos refuerzos y depende más de los externos, en este caso, de la otra persona. Es decir, de una autoestima baja y una consecuente inseguridad y dependencia.

Muchas veces el detonante de esta conducta ni siquiera está en la realidad sino que ocurre en la propia imaginación de la persona. Es decir, a veces será el temor a ser dejados, el sentirse inferiores en la pareja, el sentirse inferiores también respecto a otras personas externas a la pareja, etc. lo que hará que una persona manifieste celos.

A partir del análisis funcional se pone en marcha un trabajo dirigido al manejo de esta conducta.

Monotonía y pérdida de ilusión de estar en pareja

Al inicio de una relación de pareja todo lo que se hace con la otra persona resulta altamente estimulante e interesante debido a la Novedad del estímulo (el otro). Sin embargo, con el paso del tiempo, a pesar de que nuestra pareja nos siga pareciendo maravillosa, el factor de la novedad desaparece y la potencia de ese estímulo respecto a esta dimensión decae. Es importante entonces saber romper con la monotonía en pareja y sorprender al otro. Trabajando en esto de una manera adecuada conseguimos recuperar la ilusión en la pareja y favoreciendo disfrutar de la compañía del otro.

Diferentes criterios en la crianza y educación de los hijos

Este suele ser un punto crítico en los problemas de pareja, donde es frecuente discrepar y a menudo resulta difícil conciliar para tomar una decisión. Será importante que la pareja cuente con buenas habilidades de empatía, comunicación y negociación para resolver esta diferencia y no generar un conflicto de mayor trascendencia.

Dependencia emocional

Como cualquier otra dependencia, se establece un vínculo de necesidad que a menudo no resulta positivo para la pareja ya que implica un temor intenso al abandono y una gran necesidad de control del otro. Suele haber un abandono de las actividades de disfrute y de las relaciones sociales, dándose prácticamente un aislamiento paulatino. La persona que tiene un vínculo de dependencia emocional con su pareja normalmente sufre y se siente incapaz de abandonar una relación que le hace infeliz pero a la que se encuentra enganchada.

El psicólogo puede ayudar a la persona a debilitar el vínculo tóxico establecido con su pareja, interviniendo en generar un mejor autoconcepto, colaborando en establecer unos objetivos personales nuevos dirigidos hacia lo que la persona desea, dotando de herramientas para que pueda gestionar sus emociones y pasar a la acción, como entrenamiento en asertividad y control de activación, y así lograr que la persona consiga un estado más autónomo y libre en el que se encuentre bien.

Es importante la intervención rápida en estos casos ya que, aunque no tenga por qué darse, es frecuente que en este tipo de relaciones también exista algún tipo de maltrato psicológico o físico.

Ruptura sentimental

En ocasiones, la pareja ya ha decidido separarse o en el proceso de la terapia acuerdan que lo que quieren es la ruptura de la pareja. Suelen ser procesos dolorosos para las personas y precisamente, por la emocionalidad que conlleva, resultan ser situaciones muy complicadas de manejar adecuadamente. Las personas suelen sentirse con ansiedad, tristeza e incluso sintomatología depresiva, enfado, culpabilidad,... y en ocasiones alivio y alegría. Se trata de un cambio y un ajuste a una nueva situación que además no tiene porqué ser deseada. La figura del psicólogo puede ser muy relevante aquí para ayudar a los miembros a manejar mejor sus emociones y el duelo, para poder, más adelante, recuperarse e incluso poder salir reforzado del proceso.

Procesos de separación o divorcio

Cuando la ruptura conlleva una separación o divorcio se trata de un gran cambio que tiene un impacto considerable en la vida de las personas. De nuevo tiene que producirse un ajuste a la nueva situación, que a menudo resulta difícil y doloroso, y puede que conlleve la toma de decisiones importantes que afecten a posibles hijos, casa, asuntos económicos, etc. Suelen vivirse situaciones muy tensas, de estrés y preocupación. El resultado de todo esto va a depender principalmente de las habilidades y recursos que tengan los sujetos y su capacidad para afrontar la situación.

Es importante cuidar el manejo de esta situación de cara a los hijos, ya que les afecta de manera directa: gestionando y reconociendo sus sentimientos, manteniendo sus rutinas, aclarando sus dudas y calmando sus miedos,... El terapeuta puede ser de gran ayuda para guiar a los padres a minimizar ese impacto y cuidar de la relación que mantienen con sus hijos y bienestar psicológico.

¿Podría ayudarnos la terapia de pareja?

Ante situaciones difíciles o la falta de entendimiento la pareja ha intentado ya muchas maneras de buscar soluciones para estar mejor y si no ha conseguido mejorar, el proceso puede llegar a ser realmente frustrante. Incluso pueden llegar a pensar que sus conflictos son imposibles de solventar.

Sin embargo, sabemos que muchos de estos conflictos, pese al difícil manejo que puedan presentar, tienen solución. Muchas veces es la figura del psicólogo y su manera de introducir una nueva perspectiva, basada en un análisis riguroso y desde el conocimiento de la conducta humana y su interrelación, el que va a saber cómo ayudar de la manera más adecuada a la pareja. El terapeuta les dará una información precisa y clara de su problemática, y les guiará a partir de una serie de técnicas y pautas para inducir cambios y entrenar habilidades con el único fin de procurar el bienestar de ambos y recuperar la ilusión de estar juntos.

¿Qué ocurre si mi pareja no quiere venir a terapia?

Puede darse la situación de que, ante un problema de pareja, solo uno de los miembros quiera acudir a terapia. En ese caso, se trabajaría con la persona que acude a terapia ya que, aunque la situación idónea es que acudan los dos miembros para poder así realizar una intervención más completa y adecuada, hay muchas cosas que se pueden hacer desde el plano individual y puede resultar también muy beneficioso tanto para la pareja como para la persona que acude en busca de ayuda. Es posible, además, que al mejorar los conflictos de pareja que pueda haber, el clima emocional o su comunicación facilite que más adelante la otra persona se plantee acudir al psicólogo también, ya que muchas veces esa negativa a ir a terapia no es por falta de interés sino porque prefiere intentar otras maneras de resolver la situación primero, porque tenga algún prejuicio acerca de la intervención psicológica, o la creencia de que no se puede hacer nada.