Entender la Depresión
“Cuidado con la tristeza. Es un vicio.”
La depresión, junto con la ansiedad, es uno de los problemas más frecuentes por los que la gente demanda ayuda psicológica. La depresión se nos presenta como un modo de estar en la vida cuando sentimos, ante ciertas situaciones límite, que nuestro mundo se quiebra y se produce una ruptura en las rutinas que constituían nuestra vida cotidiana. En ese momento, el mundo se nos presenta menos seguro, más amenazador y desesperanzador, con el nivel de sufrimiento que eso conlleva.
De los dolores cotidianos….a la depresión
Comúnmente hablamos de la tristeza, el miedo o la angustia como emociones negativas debido a que producen sufrimiento. Sin embargo, todas las emociones, en principio, son útiles.
La tristeza es una emoción normal, que forma parte de la vida de todas las personas, y que está relacionada habitualmente con la pérdida de personas, vivencias, situaciones, trabajos...o con cambios en nosotros mismos. Por tanto, la tristeza, en sí misma, no es un estado patológico. Entre otras muchas, cumple la función de obligarnos a parar, y pensar en lo que está mal: nos ayuda a cambiar.
También pueden aparecer emociones negativas derivadas, por ejemplo, de la alteración de los hábitos y ritmos de vida; del conflicto con los demás; o de cambios continuos e importantes, como la incorporación a un trabajo nuevo o una separación afectiva. Estas emociones, formarían parte de los problemas de la vida, a los cuales todos hemos estado expuestos alguna vez. Por tanto, serían emociones adaptativas que no hay que tratar de evitar.
No obstante, hay ocasiones en las que nuestras emociones negativas pueden ser demasiado intensas y permanentes en el tiempo. Hablamos de depresión cuando presentamos:
- Una conducta de tristeza disfuncional.
- Pesimismo permanente ante el futuro.
- Baja autoestima.
- Ideas de suicidio
- Sentimientos de indefensión ante la vida.
- Angustia y sentimiento de soledad.
- Ausencia de motivación y de afectos positivos.
- Bajo nivel de actividades gratificantes.
Todas estas conductas (pensamientos, sentimientos, modos de actuar…) han sido propiciadas por ciertas circunstancias. A veces es fácil determinar la causa del comienzo de la depresión (por ejemplo, una pérdida repentina), pero otras ocasiones es más complicado identificar su inicio con alguna circunstancia o evento concreto. A pesar de ello, esto no quiere decir que no existan. Desde el modelo con el que nos identificamos en Nexo, consideramos que ciertas condiciones anteriores que hayan estado presentes a lo largo del tiempo (incluso remoto), pueden estar explicando, junto a otros aspectos del momento presente, el origen y mantenimiento de la conducta depresiva.
La depresión… ¿es “algo” que uno tiene?
“La depresión es más una situación dentro de la que está la persona, que algo que la persona tiene dentro de sí misma”
Para entender el estado deprimido de una persona, tan importante es tener en cuenta las circunstancias en las que se encuentra (por ejemplo, de estrés permanente y falta de alicientes), como su modo de actuar ante esas determinadas circunstancias. En determinadas ocasiones hacemos cosas (pensar demasiado en lo que nos preocupa) o las dejamos de hacer (compartir tiempo con nuestros amigos) que pueden estar explicando parte del problema.
Aprendemos a movernos en el entorno en base a nuestra historia pasada de aprendizaje y a nuestras competencias personales. A veces ocurre que son insuficientes para lo que la situación requiere. En ese momento es necesario un cambio por nuestra parte para conseguir adaptarnos a lo que demanda el contexto en el que nos encontramos.
La depresión es una cuestión de interacción entre las circunstancias del entorno que rodean a la persona y el modo de actuar de ésta ante ellas. Por tanto, es una situación en la que uno está, cuando está deprimido, y no algo que uno tiene. Siendo esto así, se entiende que la conducta depresiva es adaptativa para el momento en el que se encuentra la persona: hace lo que siente natural. Pero, a largo plazo, acaba siendo disfuncional, en tanto que su vida acaba reducida a un número muy limitado de actividades, muchas veces debido a una necesidad de evitar sentirse mal.
¿Qué ocurre cuando estoy deprimido?
Lo que caracteriza principalmente a la persona deprimida es un estado de ánimo afectado de una gran tristeza o desinterés generalizado por casi todo lo que rodea. Igualmente, aparece un marcado descenso del número de actividades que solía llevar a cabo en su vida cotidiana. La persona puede identificar este “estado de inactividad” como “falta de energía”, y le predispone negativamente a llevar a cabo actividades físicas como ducharse, vestirse, levantarse de la cama, etc. Al igual que cuando tenemos una gripe tendemos al reposo para la mejora, la respuesta de la persona deprimida puede ser similar, buscando “descansar para conseguir recuperarse”, lo que desafortunadamente no trae el resultado deseado.
La persona siente que su vida esta falta de sentido y que no hay nada que le motive para actuar. Tampoco se sentirá capaz de explorar nuevos ambientes ni actividades, preferirá buscar la seguridad de sus actividades ya conocidas. Así, el miedo al cambio y a la novedad, estará presente. Esto viene de la mano, en muchas ocasiones, de un notable aislamiento social y empobrecimiento de las relaciones sociales lo que, además de significar que desaparece una de las mayores fuentes de gratificación personal, a su vez refuerza la atención focalizada hacia uno mismo y su sufrimiento.
El sueño suele verse alterado, bien con despertares tempranos, con dificultades para conciliarlo o para mantenerlo durante la noche. También suele ser notable la falta de apetito o bien una descontrolada necesidad de ingesta.
Es frecuente que en la persona deprimida predominen los pensamientos de contenido negativo y la focalización de su atención en los eventos negativos, apareciendo así una visión negativa de uno mismo, del mundo y del futuro, denominada comúnmente como tríada cognitiva. Además, la mayor parte del tiempo suele estar presente la rumia de pensamiento, lo que suele alejar a la persona de la toma de decisiones y una resolución de problemas eficaz.
Otras alteraciones del estado de ánimo
Depresión postparto
El post-parto puede ser un momento de depresión por los diferentes cambios que se producen: aumento de responsabilidad, cambios en los niveles hormonales, nueva configuración familiar, cambios en el cuerpo a raíz del embarazo y parto, etc. La depresión post-parto puede tener su inicio días o meses después de tener un bebé. A pesar de que los cambios hormonales durante y después del embarazo pueden afectar al estado de ánimo, hay muchos otros factores distintos que pueden explicar su alteración. Algunos de ellos son:
- Falta de sueño.
- Menor disponibilidad de tiempo para sí misma.
- Cambios en las relaciones laborales y sociales.
- Estrés de cuidar a un bebé y ocuparse de su nueva vida.
- Ser madre primeriza.
- Tener un bebé con necesidades especiales.
- Pasar demasiado tiempo sola, sin apoyo por parte de familiares o amigos.
La maternidad es un momento vital que supone un aumento de estrés para la madre y la relación de pareja y, por tanto, un momento de mayor vulnerabilidad psicológica.
Trastorno Bipolar
Está considerado como una enfermedad mental severa, debido al grado de deterioro que puede llegar implicar en la vida de la persona. Se caracteriza por episodios de depresión, en un extremo, y de euforia o manía, en el otro, aunque las diferencias son una cuestión de grado y no de categoría. La persona experimenta profundos cambios en su estado de ánimo, alternando momentos de expansión extrema, alegría y euforia, con momentos de profunda tristeza, cansancio e inutilidad. De igual manera, se producen cambios a nivel cognitivo y conductual, presentando pensamientos excesivamente positivos, con una visión grandiosa de uno mismo y con una actividad acelerada y desenfrenada, en la fase maníaca; y pensamientos pesimistas, ideas de suicidio y abandono de actividades agradables, entre otras, en la fase depresiva. La severidad de esta problemática no solo se encuentra en al grado de sufrimiento de la persona que la padece, sino también en el tipo de actividades de riesgo que pueden llegar a emprenderse en función del estado emocional en el que se encuentre. Por eso, a la hora de intervenir como psicólogos, uno de los objetivos importantes a trabajar, es enseñar a la persona a identificar y discriminar su estado emocional para que pueda actuar de manera ajustada y adecuada.
Suicidio
En algunos casos la gravedad del trastorno depresivo llega a tal punto que la persona puede desear suicidarse o incluso acabar haciéndolo. Sucede cuando el dolor es mayor que los recursos para afrontarlo y la persona, guiada por su desesperanza, busca poner solución a su sufrimiento. Padecer depresión aumenta el riesgo de suicidio, sobre todo si ésta es grave, aunque la mayoría de las personas que tienen depresión no se suicidan. El suicidio en la adolescencia también tiene lugar, y muchas veces suele producirse debido a que el adolescente está sufriendo algún tipo de acoso (bullying, grooming, ciberbullying...).
La persona que quiere suicidarse suele presentar cambios en los pensamientos, en las emociones, en los hábitos, y en el comportamiento habitual. Algunas de estas señales de alerta suicida pueden ser:
- Aislamiento y retiro de contacto con familiares y/o amigos.
- Expresión de sentimientos de tristeza, desesperanza, ira, rabia o venganza.
- Incremento de consumo de alcohol, drogas u otras sustancias.
- Ideas de suicidio y la muerte: hablan de cómo hacerlo, buscan medios...
- Alteración del sueño y del apetito.
- Entrega de posesiones valiosas y despedida de sus seres queridos.
- Se muestran ansiosos o agitados.
- Pérdida de interés por actividades que se realizan habitualmente.
Actualmente existen muchos recursos para prevenir el suicidio debido a que, a día de hoy, es la primera causa de muerte violenta.
Hay solución para la depresión
Muchas personas acuden a consulta buscando aprender cómo superar la depresión. La intervención psicológica en estos casos estaría dirigida a apoyar emocionalmente a la persona y ayudarla a comprender qué está ocurriendo y qué debe hacer para recuperar lo antes posible un estado de ánimo positivo, previniendo la cronificación de episodios depresivos.
Documentación adicional
A continuación te ofrecemos guías de recursos, ayuda y prevención: