Sherlock Holmes, el popular personaje creado por Arthur Conan Doyle, afirmaba «Es un error capital teorizar antes de tener datos»
Sin embargo, es un error que cometemos con mucha frecuencia. Nos ponemos a darle vueltas a las cosas que nos preocupan sin recoger bien información, sin observar bien.
Ser un buen observador siempre se ha asociado a ser una persona inteligente. como Sherlock Holmes; y esto tiene su lógica, ya que el desarrollo de la capacidad de observación es realmente básico como método de conocimiento.
Somos una especie inteligente y curiosa. Seguramente, desde el principio de los tiempos, nuestros antepasados observaron atentamente los fenómenos de la Naturaleza, a los animales y a otros humanos y la observación permitió acumular conocimientos que fueron muy interesantes para el control eficaz del medio.
En la actualidad, la observación sigue siendo la base del método científico para estudiar todos los fenómenos naturales que están a nuestro alcance, desde lo micro a lo macro. Por supuesto, la observación objetiva del comportamiento es un proceso clave en Psicología.
La observación como competencia social:
En el plano individual, también podemos afirmar que saber observar es esencial para la construcción de conocimientos sólidos respecto al mundo que nos rodea, para conocer a los demás y para conocernos a nosotros mismos.
Anteriormente, escribíamos en este sitio sobre las competencias clave que constituyen la base del resto de las competencias de comunicación con los demás y en ellas señalábamos, entre otras, la capacidad para observar.
Observar nos permite conocer:
En la interacción con otras personas, podríamos decir que alguien posee más inteligencia social si es capaz de observar bien comportamientos y situaciones, y por tanto, hacer hipótesis más acertadas sobre los demás. Observar bien es un prerrequisito para comprender y resolver cualquier problema.
Esto es importante para todos, tanto en las relaciones personales como en las profesionales.
Observar bien nos permite:
Sin embargo, con frecuencia, antes de observar y describir bien un problema o un conflicto con otra persona, hablamos de ello con un lenguaje valorativo y/o hipotético.
– Decimos cosas como que «Está insoportable» (valoración) «Yo creo que es porque no tiene pareja…» (hipótesis).
– O nos entristecemos en exceso con pensamientos del tipo «todo el mundo va a lo suyo», sin ser capaces de concentrarnos en que nos sentimos tristes porque una amiga se ha olvidado de nuestro cumpleaños.
Todos utilizamos “etiquetas” para referirnos a los comportamientos de los demás y a su carácter. Son “rótulos lingüísticos” que resumen nuestras impresiones y valoraciones. Afirmamos que alguien es simpático, amable, trabajador, vago, tímido… Y cuando decimos estas cosas nos estamos refiriendo a una serie de comportamientos que esas personas exhiben.
No se trata, naturalmente, de dejar de hacer esto, pero es muy importante que sepamos realmente a qué nos estamos refiriendo, que podamos ser capaces de observar bien y describir de manera objetiva lo que ocurre. Esto nos ayudará a aprender y a resolver cuestiones de la vida, incluyendo los conflictos con los demás.
Si la capacidad de observar no se encuentra bien entrenada. el resto de nuestras habilidades sociales se resentirán de manera importante.
A nivel profesional, por ejemplo, un directivo de una empresa tendrá más dificultades para analizar problemas, reforzar comportamientos positivos o motivar para un cambio deseable a las personas que trabajen con él.
Y qué decir de la importancia de que un médico sea un buen observador – o un psicólogo- (Conan Coyle era médico, por cierto, y basó su personaje en un profesor suyo, que poseía una capacidad de observación admirable, que usaba para diagnosticar a sus pacientes)
Si no somos capaces de observar y describir de manera objetiva qué pasa, estaremos fallando en la primera fase de la búsqueda de soluciones: no se puede resolver ningún problema si previamente no se ha definido bien.
Entrenemos la observación, posponiendo la necesidad de juzgar lo que observamos.
Y para trabajar con datos fiables, utilicemos un lenguaje descriptivo, cercano al registro visual de lo que ha ocurrido: expliquemos en primer lugar los hechos, no lo que pensamos sobre ellos.
Muchos siglos antes de Conan Doyle, el filósofo chino Confucio ya había advertido de que «pensar sin recoger datos es un peligro».
13 Comentarios
Hola Pilar, muy interesante,
Es necesario para ser más ‘inteligente’ :observar, aprender de los demás, no enjuiciar,..
Gracias!!
Luis Fernando
Estamos de acuerdo en lo importante que es observar para ser más inteligente y seguro que también en lo difícil que es hacerlo con calma, sin juzgar. Me alegra que le haya gustado, gracias por escribirlo
Muy bueno. Se es muy rápido en juzgar, pero no en observar y analizar
Gracias por su comentario Edwin, es uno de nuestros puntos débiles: juzgamos con demasiada frecuencia y antes de tiempo y eso nos dificulta mucho las buenas relaciones con los demás
Gran aporte
Me alegra que le haya gustado Samuel, gracias por expresarlo
Hola, que libro me recomiendas para aprender a observar.
Hola Daniel, no se me ocurre un libro concreto para aprender a observar, pero sí puedo recomendarle un libro excelente sobre Comunicación: «¡No me comprendes! ¡Y tú a mí tampoco! Dar sentido a la vida cuando la INCOMUNICACIÓN nos la complica.» Está escrito por dos grandes psicólogos. Ernesto López y Miguel Costa y editado en Ed. Pirámide.
Es un libro inteligente y ameno, con muchos ejemplos, dirigido a ayudarnos a mejorar nuestras competencias de comunicación para mejorar nuestras relaciones con los demás. Y en él se habla de la importancia de observar con lupa y escuchar, en lugar de juzgar precipidamente…y de muchas otras cosas. Espero que le guste.
Bien explicado. Muy claro y comprensible.
Me alegra que le haya gustado Leticia, gracias por decírnoslo.
EXCELENTE Y MUY CLARA I ENTENDIBLE SU APORTACION , SALUDOS
Muchas gracias por su comentario Alvaro, me alegra que le haya gustado
Me animé a escribir esta entrada porque, las personas, con demasiada frecuencia fallamos en lo más básico: prestar atención. Es muy frecuente que no observemos con tranquilidad y también que no escuchemos bien a los demás. Gran parte de los problemas entre las personas se producen porque fallan estas bases