Somos una especie social. Cada uno de nosotros depende de otras personas desde que nace, literalmente para sobrevivir. Tener un buen número y calidad de relaciones, el tan nombrado «apoyo social», está relacionado tanto con la salud de nuestro cuerpo, como con nuestra salud psicológica. De hecho, las relaciones con las otras personas pueden ser nuestra fuente principal de felicidad o de infelicidad.

Y para relacionarnos bien, necesitamos comunicarnos bien. Podríamos decir que nuestra forma de comunicarnos con los otros determina la calidad de nuestras relaciones, y por tanto, la calidad de nuestras vidas. Mejorar competencias de comunicación nos permite aumentar la probabilidad de tener una vida mejor.

La inteligencia es un concepto complejo y contiene muchas dimensiones. Una de ellas en la inteligencia social. En lugar de pensar en la inteligencia como algo que tenemos o no, desde que nacemos, algo heredado…pensemos en que la inteligencia tiene más bien relación con las competencias que vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida.

En realidad, todos somos inteligentes, somos homo sapiens, pero, desde luego, gran parte de nuestra inteligencia se nutre de nuestra interacción con los demás.

Las personas muestran diferencias en sus competencias y aptitudes. Las competencias en comunicación forman parte de lo que llamamos habilidades sociales y también están íntimamente relacionadas con la famosa inteligencia emocional.

Las habilidades sociales nos permiten a todos funcionar con éxito en el ambiente, ya que, como hemos dicho, nuestro ambiente es «social». Es decir, nuestro éxito vital depende de que nos sepamos mover con inteligencia en un entorno donde lo más relevante es la interacción con otras personas.

Para que nuestra comunicación sea de calidad es imprescindible poseer una buena base en ciertas competencias clave, que constituyen la base, por así decirlo, del resto de competencias de comunicación. Estas competencias básicas son:

LA ESCUCHA ACTIVA, LA OBSERVACIÓN. LA EMPATÍA, Y EL RECONOCIMIENTO POSITIVO.

Nadie aprende a conocer con cierta sabiduría a los demás si no es capaz de escuchar bien, si no sabe observar con una cierta libertad de prejuicios y si no es capaz de ponerse en el lugar del otro. Y, desde luego, saber ver lo positivo en los demás influye de manera muy importante en los otros y en nosotros mismos.

No creemos que se pueda ser una buena madre o un buen padre, ni una buena pareja, ni un buen amigo, ni un buen maestro, ni un buen jefe o compañero de trabajo, ni desde luego un buen médico o un buen psicólogo… – y podríamos seguir- sin practicar estas competencias clave.

Para desarrollar unas buenas habilidades de comunicación, establecer relaciones de buena calidad y, desde luego, para gestionar los conflictos que inevitablemente van a surgir en las relaciones con las otras personas, hay que entrenar y practicar estas cuatro habilidades estrella que son la base del resto de las competencias sociales.

LA ESCUCHA ACTIVA:

En otra entrada, ya hablamos de la empatía, aquí nos centraremos en que para comunicarnos bien…empecemos por escuchar bien.
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¿Para qué escuchar?: La principales funciones de la escucha activa serían:

  • Conocer, entender a quien me habla.
  • Recoger información relevante.
  • Motivar a la persona para que se sienta a gusto hablando conmigo.
  • Transmitir respeto e interés a mi interlocutor.
  • Mantener un buen tono en la conversación.
  • Influir en el otro ayudando a que se reduzcan estados emocionales negativos como la tristeza o el enfado…

 

¿Cómo hacerlo?:

• Lo primero, transmite claramente tu disposición para escuchar: pon tu atención en quien te está hablando y dirige a él tu postura y tu mirada, retirando distractores (es decir, nada de estar mirando el móvil…)

• Trata de recibir la información sin estar pensando en lo que tú vas a decir después.

• Deja que la otra persona pueda explicarse, sin interrupciones.

• Ayuda a tu interlocutor a expresarse, a través de preguntas aclaratorias (si son «abiertas» facilitas que el otro transmita más información).

• Haz algún resumen de lo que te están contando. Puede ser en forma de pregunta «Entonces, ¿quieres decir que..?»

amigas hablando en un café

Escuchar bien favorece los vínculos en las relaciones.
Si nos paramos a pensar, valoramos mucho a las personas que saben escuchar. En muchas ocasiones, que alguien nos escuche, especialmente cuando se trata de temas que conllevan una carga emocional importante, supone un alivio inmediato aunque nuestras preocupaciones no se hayan resuelto todavía.

¿Os ha ocurrido alguna vez que alguien se pone a opinar sobre lo que os pasa o que os da un consejo antes de tiempo? Cuando esto sucede, no nos sentimos bien y perdemos la confianza en el otro. Sin embargo, un consejo oportuno, después de una buena escucha, es más fácil que sea entendido y agradecido.

Escuchar no es una virtud tan frecuente como cabría esperar. Algunos expertos consideran que de aquí parten la mayoría de los problemas entre las personas: simplemente, no nos escuchamos.

«Cualquier problema, grande o pequeño, en una familia, siempre parece comenzar con una mala comunicación. Alguien no está escuchando.» Emma Thompson (actriz)

Todos podemos mejorar. Estas habilidades de comunicación se entrenan, Y si lo hacemos, notaremos su influencia, tanto en nuestro ámbito personal como en el profesional.

6 Comentarios

  1. GABRIEL PONZOA EXPOSITO dice:

    Me ha gustado mucho Pili. La comunicación como dices tu es esencial para el ser humano, se aprende mucho si se sabe escuchar. la mayoría no sabemos escuchar. Esto que es tan básico se tendría que impartir en los colegios y creo que la sociedad seria algo mejor.
    Muchas gracias y muchos besos.

    • Pilar Barbado dice:

      Me alegro mucho de que te haya gustado y me parece interesante tu comentario de que las habilidades sociales se deben cuidar desde la infancia, como un aprendizaje transversal, en la familia y en los colegios. Gracias por tu comentario. Un abrazo,

  2. ISABEL PERUCHA dice:

    Me ha parecido muy interesante este blog, Pilar. Cuanto tenemos que aprender todavía para tratar con las personas que se cruzan en nuestras vidas. Creo que saber escuchar y empatizar con los semejantes es una gran tarea que deberíamos practicar y no siempre sabemos hacerlo.. La vida seria mucho mas agradable.
    Muchas gracias. Un beso.

    • Pilar Barbado dice:

      Me alegra mucho que te guste nuestro blog, Isabel. Es cierto que tratar con nuestros semejantes es mucho más complejo de lo que podría parecer, sólo hay que mirar a nuestro alrededor para ver todos los problemas que se derivan de no comunicarnos bien. Motivarnos para mejorar esto, efectivamente nos haría a todos la vida más agradable. Gracias por tu comentario. Un abrazo,

  3. Juanjo Nistal Cotarelo dice:

    Las relaciones nos plantean a menudo conflictos que no sabemos afrontar si no somos capaces de hacer un análisis realista y objetivo sobre los mismos. Pilar, tu trabajo en este tema hace una aportación básica y fundamental.  Y me parece muy positiva la  claridad y facilidad para comprenderlo con que lo has abordado. Muy válido, muy enriquecedor. Muchísimas gracias.

    • Pilar Barbado dice:

      Muchas gracias a ti por tu comentario, Juanjo. Es una realidad que los conflictos son algo inevitable en las relaciones y que si no somos capaces de ser objetivos escuchando al otro, es imposible un avance positivo.. Como solemos decir en terapia: si no definimos con claridad un problema, es imposible resolverlo. Un abrazo

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