Anteriormente, escribíamos en este sitio sobre el origen del funcionamiento psicológico. Decíamos que el bebé humano, además de poseer las características correspondientes a su especie, en cuanto a morfología y funcionamiento biológico, nace con una enorme capacidad de aprendizaje.
De hecho, lo psicológico se construye en una compleja trama entre la Biología y el Ambiente, algo que no sólo afirma la Psicología, sino que ha resultado evidente a filósofos y científicos a lo largo de la Historia y, respecto a lo cual, también encontramos referencias en la literatura de todos los tiempos.
“Pues es el caso que hombres y mujeres no son solamente ellos mismos, sino que además tienen algo de la comarca en que nacieron, de la casa urbana o de la rústica alquería donde aprendieron a andar, de los juegos con que de niños disfrutaron, de las consejas que les fueron narradas, de la comida que los alimentó, de los colegios en que estudiaron, de los deportes que practicaron, de las poesías que leyeron y del Dios en quien creyeron. Todas esas cosas juntas hicieron de ellos lo que son….”
W. Somerset Maugham: “El filo de la navaja”
También decíamos que el niño, al principio de su vida, se relaciona con las dimensiones físicas de los estímulos del mundo…pero según va adquiriendo Lenguaje se relaciona con las cosas «nombradas«, y por tanto, valoradas, según la cultura en la que se esté criando.
Esto hace que, por ejemplo, un niño pequeño se relacione con la parte de abajo de una mesa como si fuera una pequeña cueva, un lugar donde resguardarse y jugar, hasta que aprende que eso es una «mesa» y que sirve para otras funciones, acordadas culturalmente.
La importancia del lenguaje también ha sido recogida en el ámbito religioso y místico. En la tradición judeo-cristiana:
“En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.”
Evangelio según San Juan
Como vemos, en los Evangelios la divinidad se asocia a la palabra y en el Génesis, las cosas se van creando según Dios las nombra.
De alguna forma, eso es lo que ocurre con un niño cuando pasa a ser un sujeto verbal: la realidad aparece de otra forma según es nombrada.
Naturalmente, a lo largo de nuestra vida, nos seguimos relacionando con las dimensiones físicas del ambiente, pero el ambiente humano es además de un ambiente natural, algo más complejo : es un ambiente social; y por tanto, un ambiente verbal.
El lenguaje humano facilita el aprendizaje de muchas formas de comportamiento y permite la autodirección de la propia conducta; es decir, permite, nada menos, que seamos capaces de darnos órdenes a nosotros mismos (aunque no siempre somos capaces de cumplirlas….).
Aprendemos sobre las situaciones sin estar en contacto directo con ellas. Esto supone una ventaja evolutiva impresionante. Nuestra cultura nos enseña, sin necesidad de experimentarlo, que podemos comer algo ó, por el contrario, que no debemos hacerlo porque es venenoso.
“Probablemente, el Lenguaje surgió en la especie humana como un sistema de alarma rápido y supersensible para escapar de los numerosos peligros y, quizá, más tarde, para organizar el control social.”
B.F. Skinner. (1986): The evolution of verbal behavior
En los orígenes de nuestra especie, responder a una palabra, por ejemplo «‘león!» si la gritaba otra persona del grupo humano, como si se hubiera visto al animal; es decir, salir corriendo ante el grito, supondría un tiempo precioso que, sin duda, favorecería la supervivencia.
Con el tiempo, gracias al lenguaje, los seres humanos generaron reglas, normas sociales, que les permitieron asegurar la supervivencia y la convivencia del grupo.
El comportamiento está teñido de lenguaje. Aprendemos a pensar con lenguaje, nombramos lo que sentimos en el cuerpo como emociones y aprendemos a ponerles nombres. Las emociones, a su vez. adquieren un significado u otro según el contexto familiar, cultural en que nos desarrollemos y vivamos; como cuando castigamos el llanto de un pequeño diciéndole «los niños no lloran».
El lenguaje también nos permite desligarnos del presente, del lugar en el que estamos: recordar, anticipar, estar en otro sitio…esto puede hipertrofiarse, crecer tanto en nosotros y convertirse en un hábito tan disfuncional, que, paradójicamente, podemos necesitar entrenarnos en estar en el momento presente, por ejemplo, a través del Mindfulness.
Muchas otras especies se comunican, pero hasta donde sabemos existen diferencias cualitativas muy importantes entre el lenguaje de otras especies animales y el nuestro. Es decir, que el lenguaje humano se debe a adaptaciones evolutivas que se dan exclusivamente en el homo sapiens.
Para un psicólogo el estudio de ese complejo comportamiento que llamamos lenguaje es imprescindible. Durante la vida de cualquier ser humano, y de manera continua, la comunicación produce un efecto en los demás y en uno mismo.
Ampliar nuestros conocimientos sobre el lenguaje implica aumentar nuestra comprensión de nuestro objeto de estudio: la conducta humana; y también nos permite mejorar nuestras competencias de comunicación como profesionales que tienen el objetivo de ayudar a los demás.